jueves, 12 de noviembre de 2009

Proceso de revelado de papel blanco y negro

Procesos de revelado de papel blanco y negro

Las primeras impresiones reveladas que vi en la casa de un amigo, fueron copiadas en un cajon con una lámpara dentro,un vidrio encima con una tapa para presionar el negativo con el papel sensible y desde ya una lámpara roja cuya iluminación permitia ver el proceso, sin velar el papel.

Luego tres platitos, uno para el revelador,otro con el detenedor que tenia acido acético para interrumpir el proceso, y finalmente otro con el fijador, que eliminaba las sales de plata no expuestas, y dejaba fijadas el resto,dando lugar a la maravilla de una foto.

Asi fue el comienzo, viendo que no había nada mágico, sino que era el resultado de un proceso químico, que terminaba cuando se ponían las copias en agua corriente, durante cierto tiempo, para evitar que por mal lavado, las copias se pusieran amarillas.

Cuando por fin, luego de pasar mi trabajo, por distintos laboratorios que imprimían para los aficionados, decidi que era hora de comprar una ampliadora, y completar todas las etapas para poder disfrutar de las fotos expuestas, y lograr la calidad que suponía era lo necesario para mi trabajo, aunque al principio hubo que descartar mucho papel, hasta lograr tomarle la mano.

Aprender tiene distintas etapas, y es necesario leer sobre el tema,hablar con colegas, practicar con paciencia,ver los errores y buscar su solución.Los papeles de impresión venían en distintos grados de contraste, desde el suave, hasta el de extra contraste, y se usaban de acuerdo a los negativos, ya que con uno débil había que imprimir con el papel de contraste, y con el negativo sobrerevelado o sobre expuesto, para lograr los grises, uno debía usar el suave o el normal.

Desde ya que se podía jugar con los diafragmas del lente de la ampliadora, para poder regular el tiempo de exposición, pero lo principal era lograr un tiempo uniforme en el revelado,para tener un control del proceso.

Se usaba, cuando el bolsillo lo permitia, un timer,reloj que al darle al botón de encendido era el que daba el tiempo de exposición, y que era la referencia mas importante para las correciones.

Algo de magia había, cuando uno aprendía a usar las dos manos para tapar parte de la luz proyectada sobre el papel, o para hacer un esfumado, o para imprimir varias caras en un solo papel,o simplemente para que las partes claras del negativo no dieran demasiado contraste a la copia.

Comente en una nota anterior, de que se podía hacer reproducciones, pero también basculando el eje, y proyectando sobre la pared, o sobre un tablero, se podía lograr murales,cuyo tamanio dependían de la distancia entre la ampliadora y el papel sujeto a su frente.

En estos casos, en que el tamanio de las cubetas no lo permitían, se podía revelar el papel, usando una esponja con el revelador, y pasando por la superficie en forma uniforme, asi como el resto del proceso.El lavado era necesario hacerlo en la baniadera de la casa, y para secarlas las colgaba del la soga donde mi patrona, tendía su ropa lavada.

Asi de a poco, de una ampliadora simple, llegue a tener tres, entre ellas una Leitz, alemana que era una joya por su precisión.Y con la ayuda de unos impresores, logre crear un laboratorio que atendía a varias ópticas y casas de fotografía que no disponían de cuarto oscuro, haciendo un recorrido entre ellas para recibir los rollitos de sus clientes, y devolviendo luego el trabajo final.

Otro elemento en esta etapa, fue el de reemplazar la abrillantadora o secadora eléctrica, por una rotativa, que permitia una mayor cantidad de fotos terminadas y listas para ensobrar y entregar.

Todo ello, antes de que aparecieran las maquinas automaticas, que imprimían sobre papel sensible en rollo, y desde ya que tenían mucha capacidad operativa.

Recuerdos de tiempos en que la técnica devoro, los primeros pasos de un fotógrafo.

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